viernes, enero 20, 2006

Cap. 9. Besos sin sabor

Ayer, alguien me besó.
Es curioso, ¿en alguna ocasión habeis tenido un beso sin sabor?. Eso es exactamente lo que yo sentí ayer, nada. Ni siquiera cerré los ojos, no suspiré cuando se separaron nuestros labios, no se erizó mi piel, no se aceleró mi corazón.... no como antes me ocurría.
A pesar de ello, no puedo más que agradecer este beso y el abrazo que le siguió lleno de ternura y comprensión.


El primer beso que nos dimos ocurrió cuando teníamos 17 años. Carolina salía con uno de los chicos del grupo, no recuerdo su nombre. Creo que de manera inconsciente olvido a toda persona que ha disfrutado de ella. Su noviazgo y mi anhelo coincidían, hacía aproximadamente 1 año que ambas cosas caminaban de la mano.
Una noche, a mediados del mes de Agosto, nos encontrabamos tomando algo en una terraza del barrio. Todos juntos nos reiamos de tonterias varias y contaban anécdotas los que ya se habían marchado de vacaciones y planes los que aún esperabamos el comienzo del viaje.
En ese momento Carolina, sentada a mi lado, se inclinó suavemente hacía mi, me dedicó una amplia sonrisa y empezó a susurrarme.
Me estaba confiando sus planes de vacaciones, sus planes de futuro, sus planes con él...
Habían alquilado un pequeño apartamento en la playa y despues de muchos intentos y súplicas, los padres de Carolina le dejaban ir con la familia del chico de vacaciones. Según sus palabras iban surgiendo, mi cuerpo sufría en su interior por no ser yo la que ocupase ese lugar a su lado, junto al mar, junto a su cuerpo...
Se quedó callada un segundo y acercó aun más sus labios a mi oido y entonces... ella me lo dijo.
Pensaba acostarse con él durante las vacaciones, compartir algo más que unos días en la playa.
No pude más que intentar disimular como mi cuerpo se estremecía, como mis ojos aguantaban la lágrima que quería salir, como mis labios deseaban decirla que no podía hacerlo, que ella era mia, que ese momento debía de compartirlo sólo conmigo, que nuestros cuerpos estaban destinados a unirse en esa ocasión y en todas las restantes, que en el momento de entregarse sólo yo debía recibirla...

Me empecé a encontrar demasiado mal para disimularlo y me levanté para irme a casa. Carolina decidió acompañarme a casa, estabamos cerca. Ella les dijo que volvería enseguida, que estaba preocupada y no quería que fuese sola.
Creo que fue la primera vez en el tiempo que nos conociamos que caminabamos en silencio. Recuerdo que a pesar de ser un trayecto bastante corto, parecía que nos encontrabamos a kilometros de distancia y en todo ese tiempo no fui capaz de mirarla ni una vez por miedo a que mis palabras saliesen sin permiso de mi boca.
No podía más que pensar en lo estúpida que parecería diciéndole las cosas que pasaban por mi cabeza, ella le tenía a él, era lo que quería, era lo que le gustaba...
Llegamos a casa, me preguntó por cuarta vez que me pasaba y por cuarta vez recibió silencio como respuesta. Cogió mi mano y me obligó a mirarla. No recuerdo exactamente que me decía, creo que mi estado en ese momento no atendía a ninguna razón y mi cuerpo sólo deseaba desaparecer.
La luz del descansillo se apagó. Su mano seguía sujetando la mia. No pude evitarlo, rodeé su cuerpo con mi brazo, la acerque a mi. La oscuridad me protegía en parte de la vergüenza que estaba sintiendo pero ya no podía dar marcha atrás. Ella callaba.
Busque su respiración, que ahora era más acelerada y junte mis labios a los suyos esperando un rechazo casi inmediato. Ella aceptó mi beso, entreabrió su boca y nos dejamos llevar mientras la apretaba fuertemente contra mi. Ella me soltó la mano, creía que me apartaría y me pediría explicaciones, pero no fue eso lo que ocurrió. Su dedos se entrelazaron en mi pelo y continuo besándome mientras acariciaba mi cara. Si hay una sensación que jamás podré olvidar es la que en ese momento me recorría el cuerpo, mi corazón queriendo salir de su pequeño espacio corporal, las ganas de fundirme con su piel, de besar cada centímetro de su cuerpo, la sensación de que el tiempo se había parado y las ganas de que nunca se volviese a poner en marcha...
Separó su cuerpo del mio, sus labios de mi boca y quedamos vendidas a la oscuridad. Cuando quise reaccionar, encendí la luz y ya no estaba.

4 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Nunca sé qué decir. Me ha encantado este capítulo.
Los recuerdos no te los pueden quitar... y son preciosos.
Un beso.

11:12 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Uno de tantos días en donde llegas a un sitio y el rumbo al iniar era indefinido,pués heme aqui comentando los capitulos que he leído sin conocerte(y ese no es el caso)al leer cada una de tus lineas...imagine todo lo que haz relatado...evoque siluetas: las de dos niñas que son amigas...las chicas de 17 que se funden con ese primer beso...la soledad de una mujer...me lo pregunte...pude respirar tu tristeza.
Las preguntas que asaltan mi cabeza...las mismas de siempre...lo maravilloso que resulta cuando en la liena planetaria encuentas a quien te cambia tu vida y el rumbo que sta pueda seguir otorgando dulces miradas envueltas con tímidas sonrisas...

Días que se extrañan,días guardados por doquier afuera y dentro en el alma y cuerpo...

Un pensamiento para ti en donde quiera que estes
besos en la frente
cuidate...

atte.A.RESS

6:47 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Esos momentos de saber que uno ha conquistado lo que quería son maravillosos. ¿A que sí?

3:49 p. m.  
Blogger Nesk said...

Es triste pero bonito a la vez...
Envolvente y tremendamente real.
Felicidades.

4:42 p. m.  

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