martes, julio 24, 2007

Cap.14. ¿Que hago con los recuerdos?

Hoy por primera vez alguien se ha encarado conmigo, ha sido capaz de utilizar palabras que sabían que podían hacer sangrar, ha apuntado directo al único lugar en el que sabe que con sólo una frase puede hacer que mi mundo se derrumbe y se ha arriesgado a dejarme perdida en algún lugar sólo por el echo de que me quiere, ha tomado mi corazón en sus manos y lo ha apretado para comprobar que de alguna manera está vivo, que aun tiene arreglo.

Después de gritos, de reproches, de abrazos y lágrimas, su cara se ha acercado a la mía y me ha preguntado al oído...¿cual es el motivo para no dejar que te quiera?
Quien es capaz de contestar a ello.

Cuando te fuiste, no diste ninguna explicación. Un día estabas, el siguiente no.
Te fuiste, en persona, en abrazos, en presencia, pero dejaste todo lo demás.
Dejaste la música, tus fotos, tus letras en los márgenes de los libros, dejaste tus manías y tus caprichos, olvidaste recoger incluso tu ropa y el olor que sigue en ella...!!!!Maldita seas!!!, maldita, maldita y maldita por no llevarte los recuerdos, maldita seas por no estar aquí para arreglar lo que has dejado roto en mí.

Maldita seas por ser el motivo.




martes, junio 26, 2007

Cap. 13. Soñando, soñando...

Hoy he soñado

Hoy no hablaré de ella, de quien ocupa aun gran parte de mis pensamientos. Hoy hablaré de otra persona que noto cercana a pesar de ser desconocida.

Es curioso despertar y sentirte tranquila por tener esa sensación, aun ya despierta, de que alguien ha cuidado de ti durante las horas en las que te has mecido en brazos de Morfeo.

Durante este sueño te has cruzado en mi camino y has cumplido con lo que me dijiste.

Me has parado y sin mediar palabra me has dedicado una sonrisa y un abrazo.

Una vez me escribiste que si nos cruzábamos lo harías y lo has cumplido.

No sé cual es tu cara, no sé como es tu voz, ni siquiera en mi sueño has mediado palabra, supongo que para no romper el pequeño y anónimo lazo que nos une.

Gracias por, de alguna manera, estar ahí y si nos volvemos a cruzar, aunque sea durante un sueño, prometo devolverte un beso.

Gracias

Echo de menos leerte.

sábado, marzo 03, 2007

Cap. 12. Paseos

Mi nueva afición se basa en pasear.
Me gusta, me identifico con la sencilla pero ardua tarea de ir uniendo pasos, uno tras otro y conseguir llegar a algún lugar.
En ocasiones pasan horas y despierto en el centro de Madrid, en otros momentos, la distancia del sofá a la puerta es considerada como kilométrica pero en todos los casos el resultado merece la pena.
Cada uno de estos pasos no sólo significa una distancia, significa más, significa que avanzo, que dejo cosas atrás.

Comenzabamos nuestros paseos siempre en Octubre.
Recuerdo su sonrisa cuando veía caer la primera hoja del Otoño.
Yo solía decirle que es una frase hecha pero ella siempre me contestaba que ella tenía ese "don", que sólo ella tenía el poder y la suerte de contemplar esa primera hoja caer.
Este año le hubiese encantado porque el Otoño casi ha sido eterno, no ha existido el frio.
Supongo que hay personas que tienen la suficiente confianza en si mismas para asegurar que hay algo suyo aunque el resto del mundo sepa que no es así.
Supongo que hay gente que tiene el suficiente poder para conseguir que alguien le pertenezca a pesar del dolor que le pueda producir.
Supongo que hay gente con el suficiente poder para hacer que la mayor de las distancias no cambie en absoluto una emoción...

domingo, febrero 11, 2007

Cap. 11. Levanto la mirada

Hace casi un año que no tecleo en este extraño "diario". Las cosas han cambiado y en parte siguen igual que desde entonces.
He visitado sitios, culturas diferentes a la mia. He viajado de un lugar a otro sin preocuparme demasiado en volver, pues nadie esperaba mi vuelta.
Lo curioso, es que en todos y cada uno de los sitios en los cuales he estado, a pesar de tener distintas costumbres, idiomas, lenguas, horarios y multitud de diferencias... en todas ellas el amor se vive con dureza y hay gente sufriendo por él.

Vuelvo a casa, vuelvo al silencio. No es el mismo silencio que había hace un año, ahora es algo más ruidoso pero sigue teniendo sus momentos y de vez encuando se siente nostálgico y regresa al de hace tiempo. Ahora mi mirada llega a la altura de los ojos de la gente y aunque en ocasiones sigo viendo el suelo al caminar, he aprendido que los colores que la gente posee en sus miradas es más bonito.

De momento me conformo con ser capaz de escribir, cosa que tenía olvidada y recordar el pasado sin derramar tantas lágrimas como meses atrás.


martes, febrero 14, 2006

Cap.11. El día de San...

Que curioso, me parece que los días como hoy tenían que estar legislados. Sé que parecerá una locura pero, debería existir una ley que pudiese aplicarse a las personas dependiendo de su estado actual para ser llevada a cabo en un día como hoy.
Imaginaos una máquina que a través de un beso pudiese saber lo enamorados que estamos de nuestras parejas y así, dependiendo del resultado nos facilitarían una lista con los mejores regalos dentro del rango obtenido con nuestros labios. Y aquellas personas que obtuvieran puntuaciones bajas, además, se les atribuiría una consejera para recuperar el terreno perdido. Sólo se permitiría comprar algo a las personas que realmente lo quisiesen y hubiesen pasado el test de la máquina.
Pero, ¿por que concentrar parte de nuestro amor en un día como hoy? No comprendo a la gente que se guarda los "Te Quiero" para momentos como este, para días como este en lugar de utilizarlos a cada momento. No comprendo el amor que es una vela y se transforma en una verdadera pila de fuego sólo durante la noche y el día de hoy, como si la pasión y la entrega fuesen un cuento infantil cuyo hechizo se rompe al llegar la medianoche para volver a convertirse en llama que nace de la cera.
No comprendo a la gente, no comprendo el amor, ni los corazones, ni las pasiones. No comprendo el amor en una caja de bombones bien envuelta, no comprendo el amor en un ramo de rojas rosas cuando se prefieren las margaritas.
No comprendo que el amor se convierta en algo comercial.

Recuerdo nuestro tercer San Valentín. Ella me regaló una botella de vino. Yo no entiendo mucho, pero a ella... le encantaba. Me comentó que la botella valía mucho dinero y que le había costado mucho encontrarla. Yo la regalé una carta.
Le pregunté porque me había comprado una botella de vino y ella me contestó que necesitaba regalarme algo que se disfrutara y desapareciera. No quería arriesgarse a que si un día pasase algo, nada me recordara a ella. Cuando dimos el último sorbo, ella me abrazo y me dijo "ahora lo disfrutaré mientras navega dentro de tí".
Yo le entregué mi carta, la leyó y la quemó para que eso tampoco causara daño en un futuro.

Ahora no sé si ella sabía algo que yo desconocía o que realmente creía en que los recuerdos físicos aumentan tu dolor. Nunca lo sabré.

martes, enero 31, 2006

Cap.10. Sonrio.... sigo existiendo?

No comprendo porque la gente se niega a comprender que la infelicidad puede llegar a ser un estado de ánimo natural.
No estoy bien, no me siento con fuerzas desde hace mucho tiempo y no puedo obligarme a mi misma a tomar una fecha del calendario y forzar que mi situación actual cambie a partir de entonces.
Creo, que por primera vez desde que escribo en este "diario", estoy enfadada. Estoy molesta por no saber salir de aquí, quizás también porque en parte no lo quiero. Estoy molesta por caer en un maldito pozo y saber que en el momento en que salga de él, me separaré de alguien que queda dentro. No puedo evitar echarla de menos, no puedo dejar de pensar que no tenía que ser ella, no puedo dejar de vivir ese momento una y otra vez e intentar en vano que el final cambie, que el final acabe conmigo, que el final no me obligue a emprender ese principio que no quiero asumir como mio, que no quiero asumir sola.

Los principios en ocasiones fáciles y en ocasiones tan duros....
Días despues de ese beso, no recuerdo cuantos, sólo que me pareció una verdadera eternidad, nos encontramos.
No habíamos hablado desde entonces, y las palabras no surgieron al tenerla frente a mi. Sólo nos miramos y ante la fragilidad de ese momento, me encaminé hacia ella y cuando estuvimos cerca la una de la otra, la situación pareció recobrar cierta normalidad.
Evitamos el tema mientras compartiamos unas copas en un bar pero después de agotar conversaciones en las cuales ninguna de las dos estabamos interesadas, llegó el momento de poner las cartas sobre la mesa, la verdad, la realidad y los sentimientos de la manera más cruda que se pudiese.
Yo no pude evitar decir que lo sentía, pero tampoco que no era así. Y ella no pudo evitar contestarme que tampoco lo sentía pero que no volvería a pasar.
A pesar de sentir una losa enorme sobre mi, seguimos hablando, reconstruyendo lo que antes teniamos e intentando aparentar que sólo había sido un impulso, que sólo había sido un momento de oscuridad adornado con un beso, nada más...
Ella se iba en pocos días de vacaciones con su chico y Madrid se quedaría más solo que nunca...

viernes, enero 20, 2006

Cap. 9. Besos sin sabor

Ayer, alguien me besó.
Es curioso, ¿en alguna ocasión habeis tenido un beso sin sabor?. Eso es exactamente lo que yo sentí ayer, nada. Ni siquiera cerré los ojos, no suspiré cuando se separaron nuestros labios, no se erizó mi piel, no se aceleró mi corazón.... no como antes me ocurría.
A pesar de ello, no puedo más que agradecer este beso y el abrazo que le siguió lleno de ternura y comprensión.


El primer beso que nos dimos ocurrió cuando teníamos 17 años. Carolina salía con uno de los chicos del grupo, no recuerdo su nombre. Creo que de manera inconsciente olvido a toda persona que ha disfrutado de ella. Su noviazgo y mi anhelo coincidían, hacía aproximadamente 1 año que ambas cosas caminaban de la mano.
Una noche, a mediados del mes de Agosto, nos encontrabamos tomando algo en una terraza del barrio. Todos juntos nos reiamos de tonterias varias y contaban anécdotas los que ya se habían marchado de vacaciones y planes los que aún esperabamos el comienzo del viaje.
En ese momento Carolina, sentada a mi lado, se inclinó suavemente hacía mi, me dedicó una amplia sonrisa y empezó a susurrarme.
Me estaba confiando sus planes de vacaciones, sus planes de futuro, sus planes con él...
Habían alquilado un pequeño apartamento en la playa y despues de muchos intentos y súplicas, los padres de Carolina le dejaban ir con la familia del chico de vacaciones. Según sus palabras iban surgiendo, mi cuerpo sufría en su interior por no ser yo la que ocupase ese lugar a su lado, junto al mar, junto a su cuerpo...
Se quedó callada un segundo y acercó aun más sus labios a mi oido y entonces... ella me lo dijo.
Pensaba acostarse con él durante las vacaciones, compartir algo más que unos días en la playa.
No pude más que intentar disimular como mi cuerpo se estremecía, como mis ojos aguantaban la lágrima que quería salir, como mis labios deseaban decirla que no podía hacerlo, que ella era mia, que ese momento debía de compartirlo sólo conmigo, que nuestros cuerpos estaban destinados a unirse en esa ocasión y en todas las restantes, que en el momento de entregarse sólo yo debía recibirla...

Me empecé a encontrar demasiado mal para disimularlo y me levanté para irme a casa. Carolina decidió acompañarme a casa, estabamos cerca. Ella les dijo que volvería enseguida, que estaba preocupada y no quería que fuese sola.
Creo que fue la primera vez en el tiempo que nos conociamos que caminabamos en silencio. Recuerdo que a pesar de ser un trayecto bastante corto, parecía que nos encontrabamos a kilometros de distancia y en todo ese tiempo no fui capaz de mirarla ni una vez por miedo a que mis palabras saliesen sin permiso de mi boca.
No podía más que pensar en lo estúpida que parecería diciéndole las cosas que pasaban por mi cabeza, ella le tenía a él, era lo que quería, era lo que le gustaba...
Llegamos a casa, me preguntó por cuarta vez que me pasaba y por cuarta vez recibió silencio como respuesta. Cogió mi mano y me obligó a mirarla. No recuerdo exactamente que me decía, creo que mi estado en ese momento no atendía a ninguna razón y mi cuerpo sólo deseaba desaparecer.
La luz del descansillo se apagó. Su mano seguía sujetando la mia. No pude evitarlo, rodeé su cuerpo con mi brazo, la acerque a mi. La oscuridad me protegía en parte de la vergüenza que estaba sintiendo pero ya no podía dar marcha atrás. Ella callaba.
Busque su respiración, que ahora era más acelerada y junte mis labios a los suyos esperando un rechazo casi inmediato. Ella aceptó mi beso, entreabrió su boca y nos dejamos llevar mientras la apretaba fuertemente contra mi. Ella me soltó la mano, creía que me apartaría y me pediría explicaciones, pero no fue eso lo que ocurrió. Su dedos se entrelazaron en mi pelo y continuo besándome mientras acariciaba mi cara. Si hay una sensación que jamás podré olvidar es la que en ese momento me recorría el cuerpo, mi corazón queriendo salir de su pequeño espacio corporal, las ganas de fundirme con su piel, de besar cada centímetro de su cuerpo, la sensación de que el tiempo se había parado y las ganas de que nunca se volviese a poner en marcha...
Separó su cuerpo del mio, sus labios de mi boca y quedamos vendidas a la oscuridad. Cuando quise reaccionar, encendí la luz y ya no estaba.